Proyecto Personal


Hambre

¿Alguien puede tener la conciencia tranquila? Yo desde luego no. Se que por mi bienestar hay millones de personas pasandolo mal, que por mucho que yo intente hacerlo todo bien van a seguir muriendo miles de personas simplemente porque a esta sociedad le da igual aplastar a quien haga falta para coseguir una gran televisión, o destruir el entorno por poder usar un vaso de plástico y luego tirarlo. Podras tranquilizarte pensando que todo el mundo lo hace, que por que tu cambies no va a haber diferencia, pero es una gran mentira, todo lo que puedas hacer es importante, y cuanta a más gente puedas explicarselo mejor será.

Cada cinco segundos muere una persona en el mundo de inanición, segun informan las naciones unidas, no se si alguien es capaz de hacerse una idea de la magnitud de esta cifra, a mi me deja helado. Doce personas cada minuto es es precio que hay que pagar, que nos obligan a pagar, porque dificilmente vamos a conseguir salir de esta abominable situacion si solo unos pocos estan dispuestos a ello.

Gran dificultad parece tener el asunto, pues pocos se escandalizan cuando a la hora de comer aparecen en las noticias que se ha preparado un paquete de ayuda a los bancos Griegos de 25.000 millones de euros, siendo la cantidad estimada anual para paliar el problema del hambre de 30.000 millones de euros. O mientras se gastaron 850.000 millones de euros en armamento en 2007 en todo el mundo.

Esta claro que dinero no es lo que falta para este problema, faltan las ganas de ser personas más humildes y sin necesidad de grandes lujos, viviendo con lo necesario para no tener que explotar a paises subdesarrollados por un poco de coltan para tu movil nuevo, o para tener 20 pares de zapatos fabricados en china.

Ante esta situación todo lo que podamos hacer es poco y en el mundo del arte se puede encontrar el pedestal apropiado para situar este problema bien visible, y poder hacerlo llegar al publico de una forma impactante que difícilmente olvidará.

La idea de realizar este proyecto surgió a partir de una imagen en mi cabeza, la que encabeza el texto, un plato sin fondo, una lucha perdida porque el tapón que soluciona el problema se encuentra bien guardado en la caja acorazada de algún banco, entre montañas de dinero, mientras al pobre se le derrama la vida al no poder comer.

Al no poder solucionar la imagen de forma material, por dificultades técnicas, y querer llevar la idea a un plano más pictórico decidí realizar un cuadro en el que pegar platos rotos, un plato roto por una vida rota, un total de doce platos, un minuto en este mundo. Curiosamente al romper los platos de un martillazo en el centro estos se rompían radialmente, formando flores, flores afiladas, una flor que te hiere si la tocas, como esta realidad.

De fondo suena, inalterable, cada cinco segundos un plato romperse, un compás que no para, que se introduce en tu mente, agobiante por su frialdad mecánica, inexorablemente suena, al igual que en algún lugar del mundo otra persona muere por no tener alimento. Consiguiendo así una muestra real de la magnitud de esa cifra difícilmente imaginable sin un ejemplo.

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